El precio del alquiler en Barcelona toca techo.
Continúa subiendo el precio del alquiler de pisos y casas en toda España y especialmente en Barcelona, ciudad en la que los precios son ya un 20% más altos que en los momentos previos a la crisis económica.
La burbuja inmobiliaria parece estar repitiendo las mismas sinergias de hace unos años y la situación comienza a suponer un problema para multitud de personas que encuentran trabajo en determinadas ciudades pero que no son capaces de afrontar los altos alquileres que se están cobrando actualmente.
Ada Colau sigue tomando medidas para abaratar los precios, sin embargo ni la vivienda pública, ni la intervención pública ni el intercambio de alquiler por reforma están dando resultados ya que la escalada continúa firme. Barcelona es una de las ciudades más visitadas del mundo y en la que el nivel de vida es mayor, lo que implica que la demanda sea alta y que la oferta se aproveche de la situación. Los propietarios saben que siempre habrá algún inquilino dispuesto a pagar lo que piden, por lo que no tienen prisa por alquilar y solo la intervención de las inmobiliarias parece acelerar y regular el proceso a favor de los demandantes de vivienda.
Las Palmas de Gran Canaria, Mallorca o Madrid acompañan a Barcelona en esta carrera hacia el disparate que puede traer consecuencias indeseadas para el sector. La Ciudad Condal, de hecho, no solo supera con creces los precios máximos de hace una década, sino que supera en más del 50% aquellos más bajos que llegaron después, por lo que el descontrol es más que palpable.
La intención de reducir a tres años los contratos de arrendamiento, de hecho, no solo no ha mejorado la situación sino que la ha empeorado aún más ya que mes a mes los datos siguen siendo demoledores para los defensores de la liberalización del mercado. Los partidos políticos deben, por tanto, quebrarse la cabeza en busca de medidas que volteen este panorama sin que por ello se les pueda acusar de intervencionismo, palabra aparentemente prohibida en su jerga profesional.
Las soluciones por parte de los buscadores de vivienda no son sencillas ni tampoco se encuentran al alcance de su mano. Una de las más recurrentes es buscar vivienda lejos del centro de la ciudad, lo que implica el uso del coche o del transporte público, propiciando un nuevo coste para la economía familiar. Otra opción es acudir a una buena inmobiliaria con paciencia y con los requisitos claros para encontrar un piso adecuado en cuanto aparezca la mejor vivienda en función de nuestros intereses. Esta es, sin duda, la vía a la que se acogen cientos de miles de personas que han de trasladarse a otra ciudad a trabajar y que no tienen apenas tiempo para realizar la mudanza, mucho menos para buscar un piso en condiciones. Si además los precios rozan el disparate, como sucede en Barcelona, este proceso ha de realizarse de forma más minuciosa y paciente, con el consejo de profesionales que conozcan el sector y que sepan cuál es el momento para esperar o para lanzarse.