El frigorífico es uno de los electrodomésticos más imprescindibles del hogar, pero ahora que llega el calor aún adquiere mayor protagonismo. En él se almacenan alimentos de manera rutinaria a menudo sin fijarse si se colocan en el lugar adecuado para su mejor conservación. Queda poco para el verano y se empieza a pensar en las dietas y en el consumo de alimentos frescos y saludables para lucir cuerpo. Es por eso por lo que Haier recuerda que cada alimento tiene su sitio en la nevera y que todo dependerá de sus particularidades, de si es más o menos perecedero y en función de ello tendrá unas necesidades de frío u otras.
El frío inhibe la actividad de las enzimas que generan los microorganismos y retrasa la degradación de los alimentos. La mayoría de los patógenos no tienen capacidad de multiplicarse a temperaturas inferiores a los 8ºC, por lo tanto, el frío que proporcionan los frigoríficos es clave en la prevención de muchos problemas venideros. Así que, una buena colocación del alimento es fundamental a la hora de prevenir la proliferación de bacterias indeseables ya que no en todo el interior de la mayoría de los frigoríficos circula la misma temperatura. En otras palabras, los alimentos bien colocados, alargan su vida útil de consumo en buenas condiciones de seguridad.
A pesar de ello, los frigoríficos Haier, que ocupan un 21,2% de cuota de mercado mundial con su tecnología Fresh Tech alargan la vida de los alimentos frescos hasta 2 veces más tiempo ¿Por qué? Pues porque ajustan automáticamente tanto la temperatura como la humedad en su interior y de este modo los alimentos se mantienen frescos mucho más tiempo. Y si además, se ponen los alimentos en el lugar adecuado del frigorífico, el éxito de conservación duradera está asegurado. La primera regla de oro es colocar los que se han adquirido más tarde al fondo y delante los más antiguos.
Dicho esto, Haier sugiere una distribución óptima que podría ser la siguiente:
Zona baja. Es la zona más fría, y se reserva para los alimentos que necesitan temperaturas más bajas de refrigeración, como el pescado y la carne. Deben protegerse y colocar en envases cerrados o envolverlos para evitar que se derramen jugos.
Cajones. En los cajones inferiores se conservan las frutas y verduras. Estas deben quitarse de la bolsa para evitar que se humedezcan y, por tanto, se deterioren más rápido.
Zona media. La temperatura de esta parte suele ser de unos 4ºC a 5ºC. Aquí se colocarán los alimentos que requieran menos frío y los que tengan en la etiqueta el mensaje ‘Una vez abierto, consérvese en frío’. En esta zona suelen ir los lácteos y embutidos.
Zona alta. Como la puerta, es la menos fría de la nevera. Se almacenan alimentos, por tanto, que requieren menos refrigeración, como huevos o alimentos envasados.
Puerta. Es la zona menos fría de la nevera. En sus estantes deben colocarse los alimentos que necesitan menor refrigeración, como bebidas, mantequilla o mermeladas o alimentos envasados.