Es la sexta causa más común de muerte por
cáncer en todo el mundo y, sin embargo, muchas personas no saben que están sufriendo de
esta enfermedad. Se trata del cáncer de esófago, un padecimiento
que, al principio, no suele provocar síntomas; y, si los provoca, suelen ser dolencias típicas,
como acidez estomacal o indigestión, y estos son síntomas que muchas personas tienden
a ignorar fácilmente. En este video queremos contarte lo que debes
tomar en cuenta para descartar un posible diagnóstico de este tipo de cáncer. Antes de entrar en detalles: ¿Cuál es la
función que cumple el esófago? El esófago es parte de tu aparato digestivo. Es un órgano muscular, conecta a la garganta
con el estómago y se encarga de llevar los alimentos y los líquidos que ingerimos precisamente
hasta el estómago, donde inicia la digestión. El cáncer de esófago, según los expertos,
comienza por lo general en las células que recubren el interior de este órgano y puede
presentarse en cualquier parte del ducto.
Como te comentamos al comienzo, algunos síntomas
son fáciles de ignorar porque pueden confundirse con dolencias gástricas comunes. Los síntomas que se presentan suelen ser:
dificultad para tragar, náuseas, acidez estomacal o reflujo, y síntomas de indigestión, como
gases constantes, que pueden ser otro signo simple de esta enfermedad. Otros síntomas que los médicos toman en
cuenta son: una tos constante (que no mejora con el tiempo), voz ronca, pérdida de apetito
o de peso sin una razón aparente, cansancio, y dolor o presión en la garganta o en la
mitad del pecho, sobre todo al momento de tragar.
Lo que pasa es que sí, los síntomas son
similares a la gastritis. La gente tiende a… “no es que tengo ardor
en el estómago, tengo acidez, tengo ardiera”. Piensa que eso, pues, es gastritis y comienza
a tomar pastillas para la gastritis. Y hasta que no le da la dificultad para tragar,
que ya es el síntoma final, no pone atención. Esta enfermedad tiene tratamiento, que puede
incluir cirugía, quimioterapia o radioterapia. Pero la dificultad para tratarlo va a depender
de cuan grave sea el cáncer, en qué lugar del esófago está localizado, cuán grande
sea el tumor, si se ha propagado, y el estado de salud en general del paciente. Son personas que se desnutren muy rápido.
Entonces, eso es una complicación porque
no todos los tratamientos se pueden realizar en personas desnutridas. Primero hay que recuperar y eso es pérdida
de tiempo. No se sabe con exactitud cuál es la causa
de la enfermedad, que cualquier persona podría padecer. Lo que explica el Servicio Nacional de Sanidad
de Reino Unido, es que es más común en hombres que en mujeres, y en personas mayores de 75
años. También entre quienes han padecido de problemas
gástricos, como acidez o reflujo, por períodos prolongados. Se cree que la irritación crónica del esófago
puede contribuir a los cambios en las células que dan lugar a este tipo de cáncer.
Y hay ciertos factores que provocan irritación,
y que por lo tanto aumentan el riesgo de cáncer de esófago. Estos factores incluyen actividades como fumar,
mascar tabaco, beber alcohol, beber líquidos muy calientes, tener obesidad, y llevar una
mala alimentación. Por supuesto, tener un mayor riesgo, no significa
que se vaya a desarrollar este tipo de cáncer. Después de los 40 años uno tiene que ir
al médico a hacerse chequeos, sobre todo si no ha tenido una vida sana para evitar
llevarse la sorpresa porque si lo conseguimos avanzado, pues poco o nada podemos hacer nosotros. En cambio, si lo conseguimos a tiempo o tempranamente,
pues, los porcentajes varían y podemos hacer más y ofrecer más. Por supuesto, tener un mayor riesgo no va a significar que se va a desarrollar este tipo de cáncer automáticamente. Pero tener en cuenta estos factores sí puede
ayudar a reducir el riesgo, con acciones básicas como el dejar a un lado el cigarrillo o moderar
el consumo de alcohol, hacer una dieta más variada con abundancia de frutas y vegetales,
y mantener un peso saludable.
Además, son medidas que van a reducir el
riesgo de muchas otras enfermedades, más allá del cáncer de esófago. Si crees que tienes algunos de estos síntomas,
son persistentes y no mejoran, siempre es recomendable que consultes con tu médico,
aunque el diagnóstico, probablemente, sea otro..