En febrero de 2020, un video
impactante se difundió en China. Fuera de cámara, alguien pide a niños
africanos que repitan algunas frases en chino: Se publicó en una red social china en una cuenta
llamada “Club de bromas sobre personas negras”. Algunas personas reaccionaron con risas.
Otras se indignaron.
La palabra que los niños están usando es “Heigui”, que podría traducirse
como “monstruo negro” o “demonio negro”. Pero en realidad, es el equivalente chino con
una connotación racista de la palabra “negro”. En ese momento, la periodista de la
BBC Runako Celina vivía en China. Y el video le generó muchas preguntas. ¿Dónde se grabó?
¿Por qué se hizo? ¿Quién fue el que tomó a un grupo
de niños felices y emocionados y les hizo cantar algo tan degradante? En China, enviar videos de saludos personalizados se ha convertido en algo habitual
en redes sociales y aplicaciones de mensajería. Feliz cumpleaños.
Felicidades por tu boda. Estos videos se venden normalmente por
entre 10 y 70 dólares estadounidenses. Por alguna razón, los videos con personas
africanas se han vuelto especialmente populares. Muchos de ellos muestran a
niños pequeños alrededor de una pizarra, gritando saludos en chino.
El contenido puede ser bastante inocente. Pero algunos, no tanto… El video del “bajo coeficiente
intelectual” es el peor ejemplo que hemos visto, pero es parte de un gran negocio. Al escanear cientos de videos
similares en busca de pistas, la BBC logró ubicar el video del “bajo
coeficiente intelectual” en un país, Malaui, e incluso una localidad: Njewa,
en las afueras de la capital, Lilongüe. Con esta información, el periodista de
Malaui Henry Mhango fue hacia el lugar. Allí, encontró a un hombre
chino grabando videos con niños. Los lugareños lo llamaban “Susu”.
Estaba pagando a los niños alrededor de medio dólar por día para actuar, incluso los días en
que se suponía que tenían que estar en la escuela. Mientras Henry investigaba sobre el
terreno, Celina seguía las pistas en línea. Encontraron dos cuentas en redes sociales que publicaban regularmente videos desde
el mismo pueblo con el mismo hombre. En uno de ellos, encontraron una foto de un carnet
de identidad que decía que el verdadero nombre del individuo era Lu Ke.
“Susu”, que significa “tío” en chino, era solo
un apodo que Lu Ke usaba con los niños. Entonces, ¿fue este hombre, Susu, el que hizo
el video del “bajo coeficiente intelectual”? En un esfuerzo por saber más sobre Susu,
Henry y Celina fueron a otro pueblo, Kamwendo, donde el hombre había pasado varios
años grabando videos con niños locales. Querían hablar con la familia
de un niño en particular. Era un actor prolífico en los videos de Susu,
conocido en redes sociales chinas como Xiao Gulah. Era un niño lindo, con un talento tan natural que
se convirtió en una estrella para la industria. Aun ahora, se le puede ver levantando el pulgar
en anuncios de videos chinos de bendiciones. No tardamos mucho en
encontrarlo a él y a su madre. El verdadero nombre del niño
es Bright.
Ahora tiene 6 años. El trato de Susu a Bright no
sorprendió a los periodistas. Una y otra vez, había usado a estos
niños como accesorios para su propio ego, como pornografía de la pobreza, como mercancías
que podían cantar y bailar para obtener ganancias. El equipo de la BBC averiguó muchas
cosas sobre Susu y sobre cómo trabajaba. Ahora, era el momento de descubrir si era el autor
del video del “bajo coeficiente intelectual”. Un colega chino, Paul, organizó una
reunión con él y llevó una cámara oculta. Haciéndose pasar por un empresario que quería
encargar algunos videos para anuncios, Paul consiguió que Susu hablara sobre el negocio.
En otro encuentro, Paul le mostró el video del “bajo coeficiente intelectual” y
le preguntó si lo había grabado él. Cerca del pueblo de Njewa, Henry
logró encontrar a algunos de los niños que aparecen en el video del
“bajo coeficiente intelectual”. Los periodistas se reunieron con uno de los
padres y una de las abuelas para contarles cómo Susu estaba ganando dinero con estos videos.
Les tradujeron las palabras racistas que les habían hecho repetir a sus niños. Era hora de hablar con Susu. El final de la investigación fue agridulce.
Sí, se logró interrumpir una operación, de un hombre.
Pero este negocio sigue creciendo, explotando cada día a niños como Bright para el entretenimiento
de personas que viven lejos, muy lejos de aquí..