Es rápido, sigiloso y letal. Con la presentación
en 2017 del nuevo Chengdu J-20, China alcanzó el prestigio de entrar a formar parte del selecto
club de operadores de un caza furtivo de quinta generación. Fue el segundo país en completar un
proyecto de ese tipo después de Estados Unidos. El nuevo avión apodado como “el poderoso dragón”
pretendía rivalizar en el terreno de juego con Occidente, demostrando que la República
Popular China no solo había alcanzado el mismo nivel de conocimientos aeronáuticos,
sino que quizás incluso los había superado. Si realmente fuera tan dominante en el
cielo como muchos expertos aseguran, este avión tendría el potencial de cambiar
el rumbo de futuras guerras. Claro que, por otro lado, muchos otros analistas son más
escépticos y piensan que el avión se asemeja demasiado a los que ya tienen otros países.
Hoy, en este vídeo, vamos a explorar el diseño y el desarrollo del misterioso J-20 para intentar
verificar si el poderoso dragón chino tiene o no lo que necesita para enfrentarse a los
cazas de alta gama del resto del mundo.
Empecemos. Desarrollar y tener operativo un avión de
combate de quinta generación es el signo definitivo de superioridad aérea en el siglo 21.
Y si bien no existe una definición universalmente acordada de lo que constituye un caza de quinta
generación, los aviones de este tipo tienen por lo general las capacidades de sigilo más
avanzadas, la aviónica más vanguardista y una percepción del posicionamiento sin parangón.
Otras características que se suelen mencionar son también la agilidad general del avión – en
particular, la rapidez en el despegue -, la velocidad de crucero y los sistemas de
armamento, incluida la guerra electrónica. Sin embargo, para ser sinceros, estas definiciones
tienden a variar con el paso del tiempo, pero, en términos generales… Se pueden entender.
Sea como sea, lo que es indudable es que estos jets juegan en una liga aparte, muy por
encima del resto en casi todas las categorías. Y es precisamente por eso que el desarrollo de
un avión de este tipo se convirtió en la mayor prioridad de varias de las fuerzas aéreas más
grandes de todo el mundo tras la Guerra Fría. Estados Unidos, como no, tomó la delantera cuando
el Lockheed Martin F-22 Raptor entró en servicio en 2005 e inmediatamente se pusieron a trabajar
en el F-35, lo que les dio una amplia ventaja en la carrera armamentística internacional.
En este tipo de relatos, la URSS solía pisarle los talones a los estadounidenses,
pero esta vez ya no era así. Y de hecho, en realidad, la Unión Soviética
estaba muy atrasada en la fabricación de un avión tan avanzado y al parecer, Rusia todavía
lo está a día de hoy.
China, por otro lado, estaba emergiendo rápidamente como el próximo
gran competidor… Pero aún estaba muy lejos. A principios de la década del 2000, fuentes
de la inteligencia occidental informaron que la Fuerza Aérea del Ejército Popular de
Liberación estaba trabajando en el diseño de un caza de quinta generación, un proyecto
que Occidente bautizó como Programa J-XX. Esto se confirmó posteriormente cuando se supo que
dos empresas competían por el contrato militar: la Shenyang Aerospace Corporation,
y la Chengdu Aerospace Corporation. Ambas empresas construyeron sus prototipos
y tras ser evaluados por las Fuerzas Aéreas, el modelo de Chengdu fue finalmente seleccionado
para continuar con el programa J-XX. No hay mucha información sobre lo que influyó
exactamente en la decisión final, pero lo que sí se sabe es que el modelo de la ganadora era
algo más pequeño que el de su rival. Eso sí, tras perder la licitación, Shenyang tomó
la decisión de continuar con su prototipo con la esperanza de desarrollar un
caza destinado a la exportación, y Chengdu siguió trabajando en lo
que pronto se conocería como el J-20. Tras conseguir el contrato, las fases iniciales
de investigación del J-20 se desarrollaron a toda velocidad, quizás con una rapidez algo
sospechosa, pero hablaremos de ello más adelante. El caso es que en 2008, se anunció oficialmente
que el primer vuelo podría realizarse unos años más tarde.
Esa predicción fue muy
precisa ya que en diciembre de 2010, el primer J-20 fue visto rodando por un
aeródromo y apenas unas semanas después, en enero de 2011, el prototipo del Mighty Dragon
despegó en su vuelo inaugural, volando sobre el suroeste de China durante 15 minutos antes de
descender de nuevo y aterrizar en la pista. Con el paso de los años, el
prototipo sufrió varios cambios, incluidos algunos bastante importantes como
un rediseño de las aletas de cola en 2014 y la experimentación con varios motores diferentes.
En 2016, el J-20 se presentó oficialmente al público en el Airshow de China, donde un par
de ellos causaron sensación al sobrevolar, rozando casi a la multitud para exhibir
la gran maniobrabilidad del nuevo jet. Y por fin llegó el momento que había tenido en
vilo a todos los analistas militares: en 2017, los medios de comunicación estatales chinos informaron
que los diseños del J-20 se habían finalizado y que el avión estaba listo para su fabricación en
serie. Se había necesitado más de una década de investigación y desarrollo, pero el caza furtivo
soñado por Chengdu estaba finalmente listo. Lo primero que se nota en el J-20 es su
llamativo fuselaje y pequeños alerones delanteros.
Al parecer, se eligieron en lugar de
la configuración más convencional de ala y cola por un par de razones. En primer lugar, se dice
que este diseño junto con los bordes extendidos de las alas genera casi dos veces más sustentación
que otras configuraciones de alas. Además, China afirma que el J-20 tiene un excelente
rendimiento a velocidades supersónicas gracias a la reducción de la resistencia aerodinámica,
especialmente en los giros. Según un piloto de pruebas, Li Gang, la maniobrabilidad
del J-20 es comparable a la del J-10, un avión mucho más pequeño. Pero como es difícil
obtener información totalmente precisa, este nivel de rendimiento es discutido en Occidente.
El avión tiene una longitud total de unos 21,2 metros y una envergadura de 13 metros.
La cabina digital es una burbuja de vidrio, lo que le ofrece al piloto o a los pilotos una
visión sin obstáculos en todas las direcciones. Y sí, hemos dicho “pilotos” en plural porque
la variante del J-20B divisada en 2021 es el primer caza furtivo biplaza del mundo,
aunque todavía se está perfeccionando. Los dos motores principales se
encuentran en la parte trasera del J-20. Cuando entró en servicio por primera vez,
estaba equipado con motores turbofán AL-31 de fabricación rusa, pero China no quería depender
de las importaciones, así que en 2019 se anunció que los nuevos J-20 estarían equipados con WS-10
de fabricación nacional.
Motores estos que tienen mayor empuje y mejor sigilo gracias a las toberas
de post combustión dentadas. Y supuestamente, estos también son provisionales, ya que
China planea instalar los más potentes WS-15. Y aunque en marzo de 2022, un medio de
comunicación estatal informó de que un J-20 ya había probado estos nuevos motores con éxito,
se cree que continúan en fase de desarrollo. Estos motores de alto empuje han sido sometidos
a diversas pruebas en las que demostraron estar preparados para operar en regiones de
climas muy fríos y con mucha humedad, además de permitir a los cazas volar a gran altitud.
En cualquier caso, los motores actuales pueden llevar al J-20 a una velocidad máxima de Mach 2.0
y a un techo de vuelo de 20.000 metros. Una vez que se dé luz verde a estos WS-15, ¿podrá el avión
alcanzar capacidad de supercrucero? Ya lo veremos. Pero por ahora pasemos a su
verdadero objetivo: las armas. Sorprendentemente, no se sabe si el J-20 tendrá
siquiera un cañón automático principal.
Sí, habéis oído bien: el arma principal que ha estado
asociada a los aviones de combate durante todo un siglo no ha sido vista todavía en el J-20.
La parte inferior del avión se abre para revelar la bahía principal de armas, que puede albergar
cuatro misiles de medio y largo alcance del tipo aire-aire o aire-tierra, dependiendo de las
necesidades de la Fuerza Aérea. Además, cuenta con dos bahías laterales más pequeñas para misiles de
corto alcance, que permiten transportar un total de seis misiles, todos ellos ocultos dentro del
avión.
Recientemente, se ha visto experimentar con pilones externos en sus alas, pero estos
podrían estar destinados a transportar combustible adicional en operaciones de entrenamiento.
Los seis sistemas de sensores situados alrededor del fuselaje proporcionan una detección
de amenazas en un radio de 360º y bajo el morro, se halla un sensor electroóptico que permitirá
al J-20 rastrear y encontrar sus objetivos. Pero a pesar de todo esto, no es del todo
patente todavía el propósito del avión en el campo de batalla. La falta de un cañón
automático indica que sin duda no fue concebido para el combate aéreo, así que tal vez esté
previsto que sea un caza de superioridad aérea armado principalmente con misiles aire-aire de
largo alcance. Su alto techo de superficie y su excelente maniobrabilidad serían perfectos para
ese papel.
Otros analistas sin embargo piensan que el J-20 sería más adecuado como avión de
ataque de largo alcance, capaz de penetrar los sistemas de radar enemigos y destruir
objetivos cruciales antes de ser detectado. Por supuesto, es difícil aseverar algo
sin información totalmente precisa, pero se puede deducir que es muy probable
que el J-20 está destinado a ser polivalente y capaz de adaptar su armamento para la
superioridad aérea, el ataque terrestre o cualquier otra necesidad que pueda surgir.
Una de las posibles tareas podría ser la de atacar objetivos navales o activos de radar
aerotransportados, ya que esta sería una función esencial si alguna vez estallara
una guerra contra Estados Unidos – bueno, o cualquier otro país – en el Océano Pacífico.
Y hablando de la otra gran superpotencia, ¿cómo se compara el J-20 con sus
competidores estadounidenses? Pues… Veámoslo.
La única situación real en la que el J-20 se ha visto cara a cara con el F-35 fue durante un breve
encuentro sobre el Mar de China Oriental en 2022. Evidentemente, los dos cazas no se
enfrentaron en un combate aéreo.
Se trataba de ejercicios rutinarios que el Ejército
de Liberación Chino realiza en la región. El general estadounidense Kenneth Wilsbach
declaró posteriormente que estaba relativamente impresionado porque el J-20 parecía maniobrar con
un sistema de mando y control eficaz y agregó que, “algunos de sus misiles aire-aire de largo
alcance cuentan con la ayuda del KJ-500, que apoya las salidas del avión de combate”.
Aparte de esto, el resto de nuestras comparaciones van a implicar una buena cantidad de
especulación, ya que no tenemos mucha más información en la que basarnos.
En cuanto a las cifras de producción, las estimaciones oscilan entre 150 y 200 J-20
listos para el combate.
Se espera que este número aumente a lo largo de la actual, y antes o después
el avión se convertirá casi con toda seguridad en la columna vertebral de la Fuerza Aérea China. En
comparación, EEUU cuenta actualmente con 450 F-35, cuya producción continúa, y 186 F-22. Si todo
sigue según lo previsto, en los próximos años ambas partes tendrán un número más o menos
igual de cazas de quinta generación. Y sí, el F-35 está destinado a funciones de
combate completamente diferentes a las del F-22, pero vamos a incluir ambos en las
comparaciones, porque no está del todo claro qué función equivalente desempeñará el J-20.
Si os preguntáis por qué no se hace referencia al Su-57, el caza más avanzado
de quinta generación de Rusia, basta con decir que China ya está años por delante
de Rusia en términos de producción en serie. ¿Pero qué hay de otros factores? Como ya hemos
mencionado, el J-20 puede albergar hasta 6 misiles en sus bahías internas.
Esto supera ligeramente
al F-35, que solo puede alojar cuatro misiles aire-aire o dos misiles y dos bombas guiadas,
pero lleva un cañón automático de 25 mm y si el sigilo no es un requisito, el F-35 siempre
puede entrar en modo “bestia” y llevar más armamento cuando sus alas están completamente
cargadas. En cuanto al F-22, supera al J-20, llevando hasta 8 misiles. Por todo esto, el
J-20 actualmente está en desventaja, pero con algunas mejoras, podría igualar su capacidad
destructiva, transportando más artillería. Y carecer del cañón automático podría no ser un
hándicap como se piensa: si se diera la ocasión, siempre se podría adaptar un arma externa como
las variantes B y C del F-35. Aunque esto, por supuesto, lo haría menos sigiloso.
Pero las armas solo importan si pueden alcanzar su objetivo, ¿verdad? En cuanto al
radio de combate, el J-20 se sitúa a la cabeza, con un alcance que oscila entre los 1.200 y los
2.700 km, lo que significa que podría tener una esfera de influencia mucho más amplia que los
F-35 o los F-22.
Por supuesto, el reabastecimiento en el aire y los despegues desde portaaviones
tienen un gran impacto en el alcance efectivo, pero el J-20 tiene un radio de combate realmente
impresionante que lo sitúa en posición de llevar a cabo ataques alejados de la costa China.
Además de su alcance, se dice que tiene una altitud máxima superior a la de sus competidores.
Sin embargo, uno de los aspectos más destacados el J-20 es su maniobrabilidad y la mayoría
de los analistas la sitúan en el nivel más alto. Esto es en parte gracias al tipo de alas
mencionadas anteriormente. Incluso se ha informado de que sus motores modificados “made in China”
disponen de control de vector de alto empuje, lo que ayuda a realizar maniobras efectivas.
Con todo y con eso, la mayoría de los expertos cree que probablemente no supere en el
manejo al F-22 Raptor. Técnicamente, el avión chino puede alcanzar una velocidad máxima
superior a la del F-22, pero este último es capaz de mantener esas altas velocidades durante mucho
más tiempo y sin necesidad de post combustión. En lo que respecta al sigilo, el J-20 ha
adquirido plena capacidad furtiva, pero es un poco difícil conocer las capacidades completas
de un avión sin observarlo en un combate real. Sin embargo, los analistas militares han hecho
algunas conjeturas bastante fiables.
Para empezar, la mayoría cree que el J-20 no solo
es más sigiloso que el Su-57 ruso, sino que podría rivalizar con el F-35.
Claro que de momento, la India no parece ver al nuevo avión como una gran amenaza, y ha informado
que han podido detectar sin problema a los J-20 que vuelan cerca de la frontera.
Ahora bien, este video no estaría completo sin sacar a relucir las controversias sobre
él Chengdu J-20. Hoy no vamos a tomar partido en este debate. Solo trataremos de exponer los
hechos. Básicamente, se ha acusado a China de desarrollar el J-20 robando información de fuentes
extranjeras. Se ha insinuado que lo hicieron por medio de ciber-piratas que robaron los planos de
un subcontratista australiano o bien, mediante violaciones de datos entre 2008 y 2014 atribuidas
a un ciudadano chino que vivía en Canadá en ese momento. Estas brechas de seguridad le permitieron
acceder a cientos de miles de documentos militares clasificados, muchos de los cuales estaban
relacionados con el desarrollo del F-35. Por ello, muchas personas, algunos expertos inclusive,
están convencidas de que la tecnología de sigilo utilizada en el J-20 fue robada o copiada de los
programas estadounidenses, y no solo la tecnología furtiva sino algunos aspectos del diseño general.
Por ejemplo, si hacemos una comparación de las vistas frontales de ambos aviones, el F-35 arriba
y el J-20 abajo, no se puede negar que se parecen bastante.
Junto con la tecnología de sigilo, el
morro y el diseño de la toma de aire también se habrían filtrado detalles de los avanzadísimos
sensores electroópticos del F-35. ¿Casualidad? Pero vamos a ser un poco meticulosos. Sí, se
parecen visualmente, pero el F-35 no tiene el estabilizador horizontal adelantado frente al
ala; solo tiene un motor trasero y es más pequeño en general. No sería de rigor decir que el J-20
es una copia exacta. Por eso, algunos citan otro avión como posible fuente, pero este de origen
ruso: el prototipo MiG 1.44, un proyecto que intentaba crear un caza de casi quinta generación
y que fue cancelado hace más de 20 años. Se pueden ver las similitudes generales
en el diseño y la gente inmediatamente estableció la conexión cuando vio por primera
vez el J-20.
Algunos incluso sugirieron que la empresa Mikoyan habría ayudado directamente a
China. La compañía negó tajantemente cualquier participación en la creación del caza, pero en el
pasado habían vendido muchos otros MiG a China, así como licencias de otros aviones rusos.
Con esa premisa, no sería disparatado presuponer que los diseñadores chinos
se inspiraran en el prototipo ruso. Pero de nuevo, todo esto son puras
especulaciones. No hay ninguna prueba definitiva. Y aunque la producción se hubiera basado en
programas extranjeros, tendría que haber sido una mezcla de tres aviones diferentes: el F-35, el
F-22 y el MiG 1.44, o como lo llamó un periodista, “un híbrido de 3 cazas diferentes”.
Una cosa es segura: es uno de los aviones de combate más avanzados del mundo, y aunque
gran parte de sus capacidades dinámicas están clasificadas, el Mighty Dragon ha colocado
a la República Popular China en los primeros puestos del ranking internacional de
cazas furtivos de quinta generación. Y además lo ha hecho justo cuando las tensiones
siguen aumentando con Taiwán.
Con el aumento de las inmersiones chinas en la línea media del
Estrecho de Taiwán, la presidenta de la isla, Tsai Ing-wen, ha declarado; “tenemos que
prepararnos para una posible invasión china. No es una exageración. Hay una amenaza
real allí fuera.” ¿Se oyen de nuevo tambores de guerra? No pierdan de vista el J-20.
Podría ser clave en los próximos años. Y ahora si este vídeo os ha resultado interesante
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Un saludo y hasta la próxima..