CABAÑA PORTÁTIL de los pastores en la naturaleza: el CHOZUELO. Construcción artesanal | Documental

Una de las actividades propias de los pastores
trashumantes de la Sierra de la Demanda, cuando vigilaban sus rebaños mientras pastaban en
las montañas de su tierra o en las grandes llanuras extremeñas en las que trashumaban,
era la construcción de los chozos que iban a necesitar como vivienda. Estos chozos se levantaban con todos aquellos
elementos que su entorno les ofrecía. Además del chozo había otro pequeño habitáculo
llamado chozuelo, con capacidad para una sola persona. Para la construcción de su estructura también
se necesitaban las ramas de pino que se producían en la zona. Juan y Benito conocen bien la fabricación
de los chozuelos portátiles y han decidido construir un ejemplar para que no caiga en
el olvido la importancia y el uso que tuvieron en otros tiempos. Además de los finos y largos troncos de pino
también se van a necesitar ramas de retama que les servirán para la cama y la cubierta de la estructura.

Mientras Juan se ocupa de cargar las retamas
en el burro y transportarlas hasta el lugar donde va a construir el chozuelo, Benito corta
las ramas a las medidas deseadas y las separa por tamaños. Ahora vamos a hacer el chozuelo. El chozuelo hay que poner unas varas, para
hacer la horma, para luego después ceñirlo con otras varas más delgadas. Y después de las varas hay que poner retama,
cubierto con retama. Y ya se hace la formación, de grande para
una persona, de 1,70 de largo por 60 de ancho, para poder entrar una persona. El chozuelo entonces, una vez que está preparado
se lleva al lado de la red. La construcción del chozuelo comenzaba por
el montaje de las andas de transporte, a las que estaba fijado el suelo del pequeño recinto. Ahora ponemos simplemente las varas para el
suelo, para luego ceñir las varas que van para cubrir el chozo o el chozuelo.

Ahora lo primero que se hace lo que sirve
de soporte para transportarlo. El chozo era imprescindible para el que estaba
allí al lado de ganado, porque allí estábamos ocho señores y los ocho estábams metidos
en el chozo, pero entonces por la noche teníamos que marchar uno para ir al lado del ganado,
porque el ganado no se puede dejar solo. Porque si lo dejas solo se puede soltar un
atajo o se puede soltar una estaca o mil cosas, o viene el lobo. Para que si viene el lobo estar al lado de
ellos, si se suelta el ganado estar allí uno. Si no puede, pues avisar a los otros que están en el chozo. Y esa es la misión que tiene el chozuelo. Para construir las andas se debía utilizar
una madera resistente pero que a la vez pesara poco, lo que permitía poder transportar el
chozuelo allí donde fuera a dormir el ganado. Claro, cuando la tenemos, que cuando no, pues
hay que coger la que tenemos, pero de momento si hay pino, la mejor madera es esta, el pino. Las dobles barras de madera longitudinales
están cruzadas en cada uno de sus extremos por otras dos barras transversales, formando
un rectángulo que servirá de base para el chozuelo.

Hay que recortar las esquinas para igualar,
para después empezar a poner las "cimbrias" que llamamos. Pues esto ya se ha acabado, de momento. Ahora vamos a empezar a poner las varitas. La colocación de dobles troncos en la estructura
les va a permitir introducir y fijar las puntas de las varas entre su separación. Estas varas son muy flexibles pues se trata
de los renuevos anuales del avellano que brotan en primavera. Para la construcción de la estructura deben
colocar tres varas a lo largo de la base, formando unos arcos que tienen sus extremos
atados a los troncos.

Cada día había que desplazar el chozuelo
al lugar donde iba a dormir el ganado, pues no siempre pasaba la noche en el mismo sitio. Para que los corderillos recién nacidos tuvieran
el terreno limpio, diariamente, los pastores desplazaban el corral transportable, formado
por una red de cuerdas y postes de madera, hasta un lugar distinto en la zona de pastos. Sobre las tres varas longitudinales, Benito
y Juan colocan otras dos varas transversales por encima de ellas. Además de atarlas en la base de los troncos,
las fijan también con cuerdas en cada punto de juntura con las varas longitudinales. De este modo consiguen una gran resistencia
en la estructura. Este entramado de varas hay que completarlo
con dos piezas más, en este caso horizontales, atadas a diferentes alturas, y rodeando la estructura.

La vara horizontal inferior no rodea completamente el entramado, pues debe dejar libre el espacio que servirá de entrada. Este hueco lo dejamos la puerta del chozuelo,
para poder entrar adentro para meterse a dormir. Porque si no dejaríamos puerta no se podría entrar. En este montaje del armazón, se trata de
ir atando todos los puntos de unión de las varas de avellano, tanto entre ellas como
en su encaje con la base. Bueno esto está acabado. Esto lo vamos a cubrir con retamas. Una vez atada toda la estructura, se sierran
las puntas que sobresalen por debajo de los troncos de la base. Para completar el basamento de la cama hacen
falta dos barras longitudinales más, que, después de cortarlas a la medida, las fijan
en el marco del zócalo. Que no hace falta más. Aquí, ahora ya, una, dos, cuatro puntas. Clavar y fuera. Y estamos poniendo retamas pero ya. Sobre estos dos troncos, bien clavados en
la base, se colocarán las retamas que harán de colchón para el pastor que vaya a utilizar el chozuelo.

Ahora estamos poniendo a la cama del chozuelo, para dormir a gusto. Ahora hay que colocar ordenadamente las retamas
que formarán la cama. A mayor cantidad de ramas, más acolchado
quedará el lecho y menos incomodidades sufrirá el pastor que duerma en él. Hombre, esto ahora metes de estas pequeñas,
pinchadas, pinchadas, y esto llega hasta así, pero resulta que cuando
te echas encima se aplastan y se quedan aquí abajo y el muelle es muy blando lo que se queda allí. Eso es lo más bonito que hay. Bueno, ahora vamos a terminar ya, la cama. Y ahora vamos a empezar a ceñir y a tapar todo lo que es lo de afuera, el exterior del chozuelo. Las ramas de retama sirven también para cubrir
el armazón del chozuelo.

Juan va entrelazando las ramas largas entre
las varas de avellano, cubriendo todos los huecos que puedan quedar. Debe tejer bien apretada la retama para impedir
que pase el frío y la lluvia. No, esto no se deshace tan fácil, no, ni se cala. La tarea de cubrir el chozuelo es lenta y
consiste en crear un tejido cuya urdimbre son las varas de avellano de la estructura
y la trama la componen las ramas de retama. Estas ramas también se entrelazan entre sí,
tratando de conseguir que la capa vegetal quede lo más tupida y segura posible, de
tal modo que pueda resistir con firmeza los fuertes vientos y las lluvias intensas.

A la vez que Juan va tejiendo la cubierta
del chozuelo, en un lateral deja libre un hueco para la puerta. Bueno, esto está terminado. Vamos a llevarlo a redil. El chozuelo está terminado y ya se puede
trasladar hasta el lugar donde está el redil en el que se encerrará el ganado. Antaño, en su interior se alojaba durante
la noche el pastor que llamaban “chozuelero” y que dormía junto al rebaño para alertar,
de cualquier incidencia que ocurriera, a sus compañeros que descansaban en el chozo fijo. Cada día había que trasladar el chozuelo,
bien a mano o en la caballería, hasta el lugar donde se fuera a montar el corral móvil
para pernoctar el rebaño. Hoy, el chozuelo pastoril ya ha pasado al
olvido y forma parte de esa historia popular que forjaron las gentes sabias y sencillas
de nuestros pueblos. Soy Eugenio Monesma, director y productor
del documental que acabas de ver. Si te ha gustado, te animo a que te suscribas
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