Análisis de la consola portátil Raspi Boy

Hace casi un año hice una contribución en
un proyecto de Kickstarter de la empresa 8BCraft de una consola retro con una
Raspberry Pi Zero, llamada Raspi Boy. Y después de mucho tiempo por fin me llegó
el ansiado kit. Viene en una caja con el logo de la compañía y dentro encontramos la consola, una pegatina para los botones y un adhesivo de doble cara, dos juegos de botones de distintos colores y una tarjeta de memoria de 8GB personalizada. La consola tiene muy buen aspecto, sólido y duradero. Desmontandola encontraremos la batería
por defecto de 3000 miliamperios, la controladora de la pantalla, el sonido y el hub USB, el mando de juego, el altavoz y la pantalla. La 8BCraft PCB, que es como se llama la placa
todo en uno, es posiblemente una de las mejores placas multifuncionales para
una Raspberry Zero. Tiene un HUB USB con dos puertos preparados,
conector para un tercero y se le puede soldar un cuarto.

Tiene salida de audio por jack de 3.5mm y
conector interno del altavoz, y además se puede controlar el volumen. Un conector para la pantalla y botones dedicados
para ajustar brillo y contraste, conector microUSB para cargar la batería, interruptor de encendido, botón para comprobar el estado de la batería
y un conector para la batería interna. La placa además no requiere de soldaduras
para conectarse a la Raspberry Zero. Mendiante unos conectores de muelle se conecta
a los puntos necesarios de la Raspberry, siendo así muy fácil de montar el kit. Por todo esto la placa no solo hace el kit
de Raspi Boy un producto excelente, también convierte la placa en una gran ayuda para realizar otros proyectos con la Raspberry Zero.

Dicho esto es hora de montar la consola. No seré muy preciso porque la página de
8BCraft ya tiene las instrucciones detalladas para hacerlo. Lo primero de todo será preparar la Raspberry
Zero con el software Retropie, conectando los cables necesarios para configurar el "mini-ordenador". Después hay que descargar la imagen de Retropie,
realizar unos cambios en la configuración inicial,
e instalar unas roms de juegos retro. De vuelta a la Raspi Boy, apartaremos temporalmente
la placa de mando para colocar los botones. Yo he decidido poner los botones de colores como los de la Super Nintendo europea, y si, he colocado mal los colores. Después de poner la placa de mando he encajado la Raspi Boy en su sitio, boca abajo. Luego viene la placa todo en uno, que primero
hay que conectar a la pantalla y tras doblar el cable
con cuidado insertarla en su posición.

Ahora hay conectar el cable del mando y el
del altavoz y ya esta lista esta parte de la consola. En la otra mitad coloco un trozo de adhesivo
de doble cara y fijo la batería. Después coloco los botones L y R en su sitio. Y ya solo queda juntar las dos mitades y atornillarlas
para tener la consola terminada. Una vez montada, la consola es cómoda de sostener.

Los botones quedan al alcance, incluso los
controles de pantalla de la parte de atrás. La pantalla es de buena calidad y aunque no
es de alta definición, es suficiente para juegos retro. El altavoz suena fuerte pero también con
ruido de fondo debido a interferencias que produce la electrónica interna. Los puertos USB permitiran conectar un segundo
mando y también podremos conectar la consola a una TV por la salida HDMI de la Raspberry.

Su batería de 3000 miliamperios resultará
suficiente para poder jugar durante unas horas sin problemas. Y gracias a la Raspberry Zero podremos jugar
a cualquier emulador de consola de 16 bits o inferiores. En resumen, si te gusta disfrutar de los juegos
retro en cualquier lugar, la Raspi Boy es casi una compra obligada que te permitirá disfrutar de juegos míticos en cualquier parte. Gracias por ver el vídeo..

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