El SISTEMA SOLAR: los planetas, el Sol, características y origen☀️🌍🌕

El sistema solar es un conjunto de planetas y 
objetos astronómicos vinculados por la atracción   gravitatoria que produce la estrella central 
única: el Sol. Dentro de este sistema planetario   existen una multitud de cuerpos más pequeños 
como son lunas, planetas enanos, asteroides,   meteoroides, centauros, cometas o polvo cósmico.
Los planetas del sistema solar son Mercurio,   Venus, Tierra. Marte, Júpiter, 
Saturno, Urano y Neptuno.  El sistema solar tiene 4568 millones de años 
y está localizado en la Vía Lactea. Si se   empieza a contar desde la órbita de Plutón, se 
calcula que mide más de 5 billones de kilómetros.  El sistema planetario conocido 
más cercano es Alfa Centauri,   situado a unos 4,37 años luz de nuestro 
Sol. A su vez, la estrella más cercana   sería Próxima Centauri, situada 
a aproximadamente 4,22 años luz.  El Sol es el objeto más masivo y grande de todo el 
sistema solar, con nada menos que 2 x 10 30 kg y   un diámetro de 1.4 x 10 6 km.

Un millón de 
Tierras caben holgadamente en su interior.  El análisis de la luz solar muestra 
que esta enorme esfera está compuesta   mayormente de hidrógeno y helio, además 
de un 2% de otros elementos más pesados.  En su interior se encuentra un reactor de fusión,   que constantemente transforma el hidrógeno en 
helio, produciendo la luz y el calor que irradia.  Probablemente el Sol y los demás miembros del 
sistema solar se originaron al mismo tiempo,   por la condensación de una nebulosa original de 
materia, hace al menos 4.600 millones de años. La   materia de esta nebulosa bien pudo provenir 
de la explosión de una o varias supernovas.  Aunque el Sol no es la estrella más grande 
o más luminosa, es el astro más importante   para el planeta y el sistema solar. 
Es una estrella de tamaño mediano,   bastante estable y todavía joven, localizada en 
uno de los brazos espirales de la Vía Láctea.   Bastante corriente en líneas generales, 
pero afortunado para la vida en la Tierra.  Hay 8 planetas en el sistema solar, clasificados 
en planetas interiores y planetas exteriores:   Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, 
Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.  Planetas interiores
Los planetas interiores   son Mercurio, Venus, Tierra y Marte.

Se 
tratan de planetas rocosos y pequeños,   mientras que los planetas exteriores 
como Júpiter son gigantes gaseosos.   Esta diferencia de densidad tiene su origen 
en la forma como la materia de la nebulosa   original se condensó. Cuanto más lejos del 
Sol, la temperatura disminuye y, por lo tanto,   la materia pudo formar distintos compuestos.
En las cercanías del Sol, donde la temperatura   era mayor, solo elementos y compuestos pesados 
como metales y silicatos pudieron condensarse   lentamente y formar partículas sólidas. Así 
surgieron los planetas densos: Mercurio,   Venus, la Tierra y Marte.
Planetas exteriores  Los planetas exteriores son Júpiter, Saturno, 
Urano y Neptuno. Se formaron en regiones más   alejadas, en las cuales la materia se condensó 
rápidamente en hielo. El rápido crecimiento de   estas acumulaciones de hielo dio lugar a objetos 
de enorme tamaño.

Sin embargo en su interior estos   planetas gigantescos no están congelados, de hecho 
aún irradian gran cantidad de calor al espacio.  La frontera entre los planetas interiores 
y exteriores es el Cinturón de Asteroides,   restos de un planeta que no llegó a 
formarse a causa de la descomunal atracción   gravitatoria de Júpiter, que los dispersó.
¿Es Plutón un planeta del sistema solar?  Durante mucho tiempo Plutón fue 
considerado un planeta hasta 2006,   cuando los astrónomos lo designaron como un 
planeta enano por carecer de dominancia orbital,   una de las características que debe tener un 
cuerpo celeste para ser considerado un planeta.  Esto significa que en su entorno no deben 
existir otros cuerpos de un tamaño parecido   y con gravedad semejante. No es el caso 
de Plutón, cuyo tamaño es semejante al   de su luna Caronte y muy cercanos entre sí.
Principales características de cada planeta  Los planetas orbitan alrededor del Sol 
siguiendo órbitas elípticas, según las leyes   de Kepler. Estas órbitas se encuentran todas 
aproximadamente en un mismo plano, que es el   plano de la eclíptica, sobre el cual transcurre 
el movimiento de la Tierra alrededor del Sol.  En esta figura puedes observar 
las órbitas de los planetas:  Veamos ahora las características 
principales de cada planeta.  – Mercurio
Es un pequeño planeta,   apenas más grande que un tercio de la Tierra y el 
más próximo al Sol.

En su superficie se aprecian   formaciones rocosas parecidas a las de la Luna, 
según se aprecia en las imágenes. Son típicos   los escarpes lobulados que, según los astrónomos, 
son un indicio de que Mercurio se está encogiendo.  También tiene otras características en común 
con nuestro satélite, por ejemplo la composición   química, presencia de hielo en los polos y 
una gran cantidad de cráteres de impacto.  Ocasionalmente Mercurio es visible desde la 
Tierra, muy bajo sobre el horizonte, justo al   ponerse el Sol o muy temprano, antes del amanecer.
Este pequeño planeta ha acoplado su movimiento   de rotación y de traslación alrededor del Sol, 
gracias a las llamadas fuerzas de marea.

Estas   fuerzas tienden a disminuir la velocidad de 
rotación del planeta alrededor de su eje,   hasta igualar la velocidad de traslación.
– Venus  En tamaño, masa y composición química, Venus es 
muy parecido a la Tierra, sin embargo su densa   atmósfera impide que el calor escape. Se trata del 
famoso efecto invernadero, a cuya causa se debe   que la temperatura superficial de Venus alcance 
los 400 ºC, cercana al punto de fusión del plomo.  La atmósfera venusina está compuesta 
principalmente de dióxido de carbono y   trazas de otros gases como oxígeno. La 
presión atmosférica es unas 100 veces   mayor que la terrestre y la distribución de 
los rápidos vientos es sumamente compleja.  Otro detalle de la notable atmósfera de Venus es 
su rotación alrededor del planeta, que le toma   cerca de 4 días terrestres. Nótese que la rotación 
del planeta propiamente dicho es sumamente lenta:   un día venusiano dura 243 días de la Tierra.
En Venus abunda el deuterio, un isótopo del   hidrógeno que se debe a la falta de una capa de 
ozono protectora contra los rayos ultravioleta del   Sol.

No existe evidencia de agua en la actualidad, 
sin embargo, tanto deuterio indica que Venus pudo   tenerla en el pasado.
– La Tierra  El tercer planeta en cercanía al Sol es el único 
que alberga vida, al menos hasta donde sabemos.  La Tierra está a una distancia ideal para 
que la vida prolifere y además posee una   capa de ozono protectora, agua líquida en 
abundancia (hasta un 75 % de la superficie   está cubierta por este elemento) y un intenso 
campo magnético propio. Su rotación también   es la más rápida de los cuatro planetas rocosos.
La atmósfera terrestre está compuesta de nitrógeno   y oxígeno, con trazas de otros gases.

Está 
estratificada, pero sus límites no son definidos:   se adelgaza progresivamente hasta desaparecer.
Otra característica importante de la Tierra es   que tiene tectónica de placas, por ello su 
superficie experimenta cambios continuamente   (en tiempos geológicos por supuesto). De allí que 
se hayan borrado ya las evidencias de cráteres que   abundan en los demás planetas del sistema solar.
Esto brinda a la Tierra una gran variedad de   escenarios ambientales: montañas, llanuras 
y desiertos, junto a la abundancia de agua,   tanto en los extensos océanos como en el 
agua dulce en la superficie y el subsuelo.  Junto con la Luna, su satélite natural, forma 
un dúo notable.

El tamaño de nuestro satélite es   relativamente grande si se lo compara con el de la 
Tierra y ejerce una notable influencia sobre esta.  Para comenzar, la Luna es responsable de las 
mareas, que ejercen una poderosa influencia   sobre la vida terrestre. La Luna está en 
rotación síncrona con nuestro planeta:   sus períodos de rotación y de traslación alrededor 
de la Tierra son iguales, por eso siempre nos   muestra la misma cara.
– Marte  Marte es un poco menor que la Tierra y Venus, 
pero mayor que Mercurio. Su densidad superficial   también es algo menor. Muy parecido a la Tierra, 
los curiosos siempre creyeron ver indicios de   vida inteligente en el rojizo astro.
El color rojizo de Marte se debe a la   abundancia de óxidos de hierro en la 
superficie. En cuanto a su atmósfera,   es delgada y consta de dióxido de carbono en un 
95 %, con trazas de otros elementos como argón.   No hay vapor de agua ni oxígeno.

Ete último 
se encuentra formando compuestos en las rocas.  A diferencia de la Tierra, Marte no 
dispone de campo magnético propio,   así que las partículas del viento solar 
inciden directamente sobre la superficie   poco protegida por la delgada atmósfera.
En cuanto a la orografía, es variada y hay   indicios de que alguna vez el planeta tuvo agua 
líquida. Una de las características más notables   es el Monte Olimpo, el volcán más grande que 
se conoce en el Sistema Solar hasta ahora.  El Monte Olimpo supera con mucho a los volcanes 
más grandes de la Tierra: tiene el triple de alto   que el monte Everest y 100 veces el volumen 
del Mauna Loa, el mayor volcán terrestre. Sin   actividad tectónica y con baja gravedad, la 
lava pudo acuumularse para dar origen a tan   colosal estructura.
– Júpiter  Sin duda es el rey de los 
planetas por su gran tamaño:   su diámetro es 11 veces mayor que la Tierra y 
además sus condiciones son mucho más extremas.  Posee una rica atmósfera surcada por 
vientos rápidos. La conocida Gran   Mancha Roja de Júpiter es una tormenta de 
larga data, con vientos de hasta 600 km/h.  Júpiter es gaseoso, por lo tanto debajo 
de la atmósfera no hay suelo firme.

Lo   que sucede es que la atmósfera se va volviendo 
más densa a medida que aumenta la profundidad,   hasta llegar a un punto en que el gas está 
licuado. De allí que sea bastante achatado   en los polos, a causa de la rotación.
Pese a que la mayor parte de la   materia que compone a Júpiter es 
hidrógeno y helio -como el Sol-,   en su interior posee un núcleo de elementos 
pesados a una elevada temperatura.

De hecho,   el gigante gaseoso es una fuente de radiación 
infrarroja, por eso los astrónomos saben que   el interior es mucho caliente que el exterior.
Júpiter también tiene un campo magnético propio,   14 veces más intenso que el terrestre. Una 
característica notable de ese planeta es la   gran cantidad de satélites naturales que tiene.
Por su enorme tamaño, es natural que su gravedad   haya podido capturar muchos cuerpos rocosos 
que acertaron a pasar por sus cercanías. Pero   también posee lunas de gran tamaño, siendo las 
más notables las cuatro lunas galileanas: Io,   Europa, Calisto y Ganímedes, esta última la 
más grande de las lunas del sistema solar.  Estas grandes lunas probablemente se originaron al 
mismo tiempo que Júpiter.

Por derecho propio son   mundos fascinantes, ya que en ellas hay presencia 
de agua, vulcanismo, clima extremos y magnetismo,   entre otras características.
– Saturno  Sin duda, lo que más llama la atención de 
Saturno es su complejo sistema de anillos,   descubierto por Galileo en 1609.
Millones de partículas de hielo componen los   anillos de Saturno, tal vez restos de antiguas 
lunas y cometas que impactaron con el planeta.  Algunos satélites de Saturno, llamados satélites 
pastores, se encargan de mantener libre la órbita   y confinan a los anillos en regiones bien 
definidas del plano ecuatorial planetario.

El   ecuador del planeta es bastante pronunciado, 
al ser un esferoide muy achatado debido la   baja densidad y el movimiento de rotación.
Saturno es tan liviano, que podría flotar   en un hipotético océano lo suficientemente 
grande como para contenerlo. Otra razón para   la deformación del planeta es que la rotación 
no es constante, sino dependiente de la latitud   y de otras interacciones con sus satélites.
En cuanto a su estructura interna, los datos   recabados por las misiones Voyager, Cassini 
y Ulysses aseguran que es bastante parecida   a la de Júpiter, es decir, un manto gaseoso y 
un núcleo de elementos pesados muy calientes.  Las condiciones de temperatura y presión hacen 
posible que se forme hidrógeno líquido metálico,   por lo que el planeta dispone 
de campo magnético propio.  Hacia la superficie, el clima es extremo: abundan 
las tormentas, aunque no tan persistentes como las   del vecino Júpiter.
– Urano  El movimiento de Urano es bastante 
peculiar, siendo e rotación retrógrada,   al igual que Venus.

Además, el eje de rotación 
está muy inclinado respecto al plano de la órbita:   97.9 º, así que prácticamente rota de costado.
Entonces las estaciones del planeta -reveladas a   través de las imágenes del Voyager- son bastante 
extremas, con inviernos de 21 años de duración.  El color azul verdoso de Urano se debe al 
contenido de metano de su atmósfera, mucho más   fría que la de Saturno o la de Júpiter. Pero sobre 
su estructura interna es poco lo que se conoce.   Tanto Urano como Neptuno son considerados mundos 
de hielo, o más bien gaseosos o cuasi líquidos.  Aunque Urano no produce hidrógeno metálico a 
causa de su menor masa y presión en el interior,   sí posee un campo magnético intenso, 
más o menos comparable al terrestre.  Urano tiene su propio sistema de anillos, aunque 
no tan magnífico como el de Saturno. Son muy   tenues y por eso no se observan con facilidad 
desde la Tierra.

Fueron descubiertos en 1977,   gracias a la ocultación temporal del planeta por 
una estrella, lo que permitió a los astrónomos   divisar su estructura por vez primera.
Como todos los planetas exteriores,   Urano tiene muchas lunas. Las principales son 
Oberon, Titania, Umbriel, Ariel y Miranda,   nombres tomados de las obras de Alexander Pope 
y William Shakespeare. Se ha detectado agua   congelada en estas lunas.
– Neptuno  En los confines del sistema solar está Neptuno, 
el planeta más alejado del Sol. Fue descubierto   debido a perturbaciones gravitacionales no 
explicadas, que hacían prever la existencia   de un gran objeto aún no descubierto.
Visto desde la Tierra, Neptuno es un   pequeño punto azul verdoso y hasta no 
hace mucho tiempo, era muy poco lo que   se sabía de su estructura. La misión Voyager 
aportó nuevos datos a finales de los años 80.  Las imágenes mostraron una superficie con 
evidencia de fuertes tormentas y veloces vientos,   incluyendo una gran mancha parecida a 
la de Júpiter: la Gran Mancha Oscura.  Neptuno posee una atmósfera rica en metano, 
así como un sistema de anillos tenues,   parecidos a los de Urano.

Su estructura interna 
está compuesta de una corteza de hielo que recubre   el núcleo metálico y tiene magnetismo propio.
En cuanto a las lunas, se han descubierto   unos 15 hasta la fecha, pero pudiera haber 
algunas otras, dado que el planeta es muy   lejano y es el menos estudiado todavía. 
Tritón y Nereida son las principales,   con Tritón en órbita retrógrada y poseedor 
de una tenue atmósfera propia de nitrógeno.  Pero el sistema solar no tiene solo planetas, 
tiene además otros objetos astronómicos.  Hablamos de planetas enanos, lunas 
o satélites de los planetas mayores,   los cometas, los asteroides y meteoroides. 
Cada uno tiene particularidades sumamente   interesantes.
Planetas enanos  En el cinturón de asteroides que está entre Marte 
y Júpiter, y más allá de la órbita de Neptuno,   en el cinturón de Kuiper, hay muchos objetos que 
según los criterios astronómicos, no entran en   la categoría de planetas.
Los más destacados son:  – Ceres, en el cinturón de asteroides.
– Plutón, que anteriormente fue   considerado el noveno planeta mayor.
– Eris, descubierto en 2003 y más grande   que Plutón y más alejado del Sol que este.
– Makemake, en el cinturón de Kuiper y más   o menos de la mitad de tamaño que Plutón.
– Haumea, también en el cinturón de Kuiper.

Tiene   forma marcadamente elipsoidal y posee anillos.
El criterio para distinguirlos de los planetas   mayores es tanto el tamaño como la 
atracción gravitatoria que poseen,   vinculada a su masa. Para ser considerado 
planeta, un objeto debe rotar alrededor del Sol,   además ser más o menos esférico.
Y su gravedad tiene que ser   suficientemente elevada como para absorber 
los demás cuerpos menores a su alrededor,   bien como satélites o como parte del planeta.  Como al menos el criterio gravitatorio 
no se cumple para Ceres, Plutón y Eris,   se creó para ellos esta nueva categoría, a la 
cual fue a parar Plutón en 2006.

En el lejano   cinturón de Kuiper es posible que existan más 
planetas enanos como estos, aún sin detectar.  Lunas
Los planetas mayores e incluso Plutón, tienen   satélites que orbitan a su alrededor. Hay más de 
un centenar pertenecientes a los planetas mayores,   casi todos distribuidos en los planetas exteriores 
y tres perteneciendo a los planetas interiores:   la Luna de la Tierra, y Fobos y Deimos de Marte.
Puede que todavía queden más lunas por descubrir,   sobre todo en los planetas más alejados del 
Sol, como Neptuno y demás gigantes helados.  Sus formas son variadas, algunos son esferoidales 
y otros bastante irregulares. Los más grandes   probablemente se formaron junto al 
planeta padre, pero otros pudieron ser   capturados por la gravedad. Inclusive hay lunas 
temporales, que por alguna razón son capturadas   por el planeta pero al tiempo se liberan.
Otros cuerpos, además de los planetas mayores,   también tienen lunas.

Se estima que hasta el 
momento hay unos 400 satélites naturales de   todo tipo.
Cometas  Los cometas son residuos de la nube de materia 
que dio origen al sistema solar. Están formados   por hielo, rocas y polvo y actualmente se los 
encuentra en las afueras del sistema solar,   aunque de vez en cuando se acercan al Sol.
Hay tres regiones muy alejadas del Sol,   pero que aún así pertenecen al sistema solar Los 
astrónomos creen que allí moran todos los cometas:   el cinturón de Kuiper, la nube 
de Oort y el disco disperso.  Asteroides, centauros y meteoroides
Los asteroides son cuerpos rocosos   de menor tamaño que un planeta enano o un 
satélite. Casi todos se encuentran en el   cinturón de asteroides que marca la frontera 
en los planetas rocosos y los gaseosos.  Por su parte los centauros reciben este 
nombre porque comparten características   de los asteroides y de los cometas, 
al igual que los seres mitológicos del   mismo nombre: mitad humanos y mitad caballos.
Descubiertos en 1977, no se han fotografiado   adecuadamente todavía, pero se sabe que 
abundan entre las órbitas de Júpiter y Neptuno.  Finalmente, un meteoroide es un 
fragmento de un objeto mayor,   como los descritos hasta ahora.

Pueden ser tan 
diminutos como una brizna de materia -sin ser   tan pequeño como un grano de polvo-, unos 100 
micrones o tan grande como 50 km de diámetro..

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