Transcriptor: Patricia Álvarez
Revisor: Sebastian Betti (Aplausos) ¿Cuántas computadoras
o dispositivos móviles se imaginan que hay
en el sistema educativo? Hay más o menos cinco millones de netbooks
en el sistema educativo. ¿Cuántos chicos,
entre primaria y secundaria, tenemos en el sistema educativo? Más o menos unos ocho millones. Eso significa que el 50 % de los alumnos
tienen una computadora cerca. Eso es un punto de inflexión en lo que está pasando
en la educación hoy.
Ese punto de inflexión
nos abre muchas puertas a lo que puede llegar a pasar
en la educación en el futuro. Hace diez años que trabajo
en una empresa de tecnología que está muy ligada a la educación y que trata de transformar la educación
desde su punto de vista. Les quiero contar un poco qué hago y a ver si nos podemos imaginar
entre todos un futuro diferente. ¿Se acuerdan del primer
diario en Internet? El primer diario en Internet era la representación digital
de lo que se hacía análogamente.
Aparecían los artículos
y no mucho más. Quizás gracias a estos textos
que comenzaban a aparecer y a cómo fueron evolucionando
las herramientas y los usuarios, hoy tenemos video, fotos,
información personalizada, pero sobre todo,
interactividad. En lo personal, yo creo que pasa lo mismo
en la educación hoy. Hoy la educación está sufriendo
esa transformación y está pasando de lo
análogo a lo digital. Cuando yo tenía seis años, mi mamá
era profesora de computación en el colegio inglés
donde yo estudiaba. En ese colegio había un laboratorio
de computadoras Talent. La computadora Talent era
un teclado gigantesco que se conectaba al televisor y a esa computadora se le podía enganchar
como máximo una disquetera. Esa disquetera usaba 5 1/4" que hoy serían 200 mensajes de texto
guardados en un celular. Bastante poco si se imaginan
lo que se podía hacer en esa época. En esa época se podía conectar
la Talent a una interfaz. Esa interfaz… uno podía
hacer robótica con eso.
Quizás mi mamá en ese momento
era una adelantada de su época. Hoy por suerte, 24 años después, hay cientos de iniciativas
en nuestra región o en el mundo que están empezando a usar
tecnologías digitales en las aulas. Docentes conectados, alumnos, aulas móviles,
pizarrones, lo que se les ocurra, hay mucho para hacer. En lo personal,
creo que los docentes tienen la posibilidad ahora
de generar un cambio. Me tocó en Chile
dar una capacitación a unos docentes que habíamos
elegido para un piloto, con una de las primeras experiencias
que íbamos a hacer.
En esas experiencias, en este entrenamiento
que les dábamos a los docentes, ellos se angustiaron mucho porque no sabían cómo
iban a usar la tecnología de forma pedagógica, sobre todo. La municipalidad de ese lugar
había elegido a los pioneros. La verdad es que eran muy buenos
en sus asignaturas pero no en el uso de la tecnología, lo que generó la angustia que tenían:
No la vamos a saber usar. Esto fue hace cinco años, hace nada. Imaginen dónde estaban Uds.
hace cinco años. Era muy natural para Uds.
usar la tecnología. Con otros docentes con los
que estábamos trabajando empezamos a trabajar mucho
nosotros en la capacitación. Por suerte, en esos docentes,
lo que pudimos lograr en una de las escuelas, en una entrevista,
uno de los docentes nos decía: Para nosotros esto es el puente que hace que nosotros con los chicos
nos encontremos de vuelta en el aula.
Eso es muy fuerte, muy transformador, porque si se lo ponen a pensar
hay muchos docentes hoy que no saben qué hacer con los chicos
para que se conecten en la clase, para que los chicos
vuelvan a querer estudiar. Una de las cosas que hicimos
con unos docentes en Mendoza, ellos propusieron a los chicos que hicieran un cortometraje
del cruce de San Martín. ¿Qué pasa en todas las obras de teatro?
Todos quieren ser San Martín.
Es fija, ¿no? ¿Qué hicieron los chicos? Hicieron este cortometraje pero en cada escena cada uno
de los chicos era San Martín. Fue una forma de encontrarle la vuelta. Después tienen la clase de música. ¿Cuántos se acuerdan de su
clase de música en el colegio? Los maestros tenían una serie
de partituras, se sabían esas, aprendíamos todos las mismas
diez canciones en la flauta y ya está. Hoy con Internet, puedes buscar
cualquier canción que te guste y enseñársela a los chicos, o que a los chicos les gusta.
¿Esto qué genera? Que los chicos se vuelvan a conectar
de vuelta con la música.
Desde otro punto de vista,
a todos les gusta la cumbia, habrá que enseñar
un poco más de cumbia. (Risas) Cosas que pasan. Con la biología. La biología es un tema eterno. ¿Quién no leyó cómo se
hace la fotosíntesis? Todos lo leímos. Hoy podemos encontrar
o una animación o un video que haga la fotosíntesis
un poco más divertida. Pero al margen de
hacerla más divertida buscamos un experto que enamore
a los chicos de la biología. Eso es increíble, ¿no? Esto para mí genera una
serie de posibles futuros. En estos puntos de inflexión
tenemos un camino obvio. El camino obvio es que todos
los maestros tomen la tecnología como así tomaron el pizarrón, el libro,
la tecnología que se les ocurra, en el momento de la educación
que se les ocurra, porque esto no es solamente
tecnología digital.
O que la rechacen. ¿Qué pasa si los maestros dicen:
No usemos la computadora? Es una lástima,
la computadora ya está ahí. ¿Cómo no la vamos a usar? La verdad es que esto nos da
un tercer futuro posible. Es imposible que lo rechacen. El tercer futuro posible es que los chicos
o las comunidades o las escuelas agarren el dispositivo
que quieran para enseñar. y que en ese dispositivo
que quieran para enseñar podamos tener un ambiente de aprendizaje
mucho más personalizado, como tenemos crowdfounding
o crowdsourcing, tenemos crowdlearning,
por así decirlo. Y en eso tenemos Wikipedia. Wikipedia es uno de los
mejores ejemplos de esto. Todos los usuarios de Internet
escriben en Wikipedia lo que quieren. Otro lo corrige. Entre todos nos estamos enseñando. Eso hace que Wikipedia
sea súper auténtica porque se escribe como
la historia, todos los días. Para mí la tecnología de
la información en la clase es algo así como la explosión
de la impresión de los libros.
Los libros en el siglo XVI
se empezaron a escribir en las lenguas en las que
todos nosotros hablamos o las que se hablaban
en aquel momento. Eso hizo que explotase exponencialmente
la cantidad de gente que empezó a leer. Por ende, todo el mundo tiene
derecho a leer y escribir. En ese derecho
a leer y a escribir, ¿por qué hoy no vamos a pensar
en un aprendizaje personalizado? ¿Cuántos chicos van boleando
por el sistema educativo hasta que encuentran esa semilla, esa chispa que los engancha
y los hace volver a la clase? Yo todavía no tengo hijos. Para mí es una llamada de acción
a todos nosotros en general. Muy cerca tenemos a alguien
del sistema educativo, un hijo en el sistema educativo,
un pariente, un primo, un tío, un maestro, lo que fuera. Hay que llamar a estos docentes,
a estos educadores de cualquier nivel, a que compartan sus experiencias
pero también que busquen experiencias, porque hay mucho por hacer. Esto es un punto que empieza hoy.
Dentro de once años los chicos
que empezaron hoy el colegio, el tramo obligatorio de escolaridad,
lo van terminar. ¿Cómo no vamos a hacer lo mejor
posible de ese camino? Yo creo que el futuro
de estos chicos empieza hoy. En estas imágenes lo veían.
Estas son clases que se dan hoy. Gracias. (Aplausos).